UN AMOR SIN LÍMITES (Poema)

UN AMOR SIN LÍMITES

 

Con mis pisadas traspasaba/

la ciudad con los ojos dormidos/

pero con los sueños despiertos./

Yo era la realidad/

y la realidad era un soplido de deseos./

Y las piedras de las calles del Centro/

estaban desnudadas por las aguas del cielo./

/

Todavía busco las palabras ralas para descifrar lo que en espejos vi/

de mis zapatos, de mi crueldad, de mi justicia./

Porque vagando las calles tras inhalar medio gramo de cocaína/

yo no era distinto al presidente, al médico, al taxista./

Todos hacíamos lo mismo pero a una hora distinta,/

y nuestras mentes seguían la línea infinita, delgadita, niña/

cuyo destino es llegar al fin de sí misma./

Porque ni Neruda ni Christian Dior/

hacen de nosotros lo que tenemos de artistas,/

no:/

Hacen de nosotros artistas Eugenio Derbez y las noticias./

/

Y hay,/

porque las hay,/

diferentes múltiples críticas en su posibilidad,/

porque así como no debo decir nada contra Octavio Paz/

tengo que decir que baila bien Maribel Guardia./

¿Cuál será?/

Ver el peto en pecho del reto forzoso,/

amistoso darse en toda la madre,/

gente sin piernas, orfandad,/

tortura y masacres,/

violaciones, secuestros/

de los hijos con sus padres,/

porque en sí/

la cultura no avanza al ritmo de mis compadres,/

mis mujeres, mis fieras y mis cuates/

haciendo arte de mis aguacates./

/

Lo incontenible del grito/

nos tenderá en los  petates,/

donde los fuegos son fuegos/

y los ríos de inmaculada sangre./

/

¡Santo Cristo!/

El Cristo vivo…/

La anunciación, la enunciación,/

dolorosos Evangelios son/

porque no recuerdo la resurrección/

del Señor, del gran Maestro./

¡Cristo vive!/

¡Cristo salva!/

¡Cristo es la espalda ensangrentada!/

Y un fino hilo de conciencia/

hace llorar la veladora sobre la naranja./

/

Tal vez el viento haga la diferencia,/

tal vez el viento es candidato a la presidencia,/

y un frío rotundo/

enmarca la oscuridad de un chico drogado./

Tal vez la tierra se sirva a sí misma tacos de cabeza,/

tal vez la tierra no es tu tierra, Galilea,/

y un calor vomitivo/

despierta a una vieja vejada por lo que no es nomás la vida,/

ya ni la chingan…/

/

Somos mexicanos a un grado irracional,/

a la vez piedras y nieve./

¡Qué suave la vulva, qué dura la verga!/

Una playera de futbol y los calzones de la nena./

Somos un amor sin límites./

/

Pese lo que pese con lo que pesa,/

las manitas juegan con los charcos de luz,/

impávidas, aparentes,/

toda cruz succionada por ojos invisibles./

¡No mames, cabrón!/

¡¡No mames tú, güey, ¿qué pedo?!!/

Y regreso a las piedras que chocan contra mi tacón,/

a la noche que desata respuestas./

Algo habré vivido, de algo me enteré/

en veladas como estas./

Mas no sé/

cómo frenar ese mar de violencia/

particular:/

Ya todos sabemos qué pasa,/

pero no todos sabemos saber./

/

E impetuosas tormentas revolcaron lo más mío de mí,/

al creerme solo,/

bajo un techo sin aguante,/

en la claridad de lo insólito,/

casi muerto y casi vivo,/

y lo digo: Casi no sobrevivo/

ese oleaje ya, con la sensación del vidrio./

Frente a frente con un destino falso,/

volví a nacer, a experimentar tambaleante un nuevo orgasmo,/

sin cambiar de giro, sin estar muerto en el olvido,/

recogido, sí, recogido,/

y en frenesí mi último corazón./

Todo lo demás fue comido./

/

Pues se me piden cuentas de lo que he sufrido,/

he aquí que estoy/

dando mi parte de lo repartido. No he escrito/

en roca alguna lo prohibido. Está permitido/

considerarme redivivo, mas es sugerido/

respetar la privacidad del derecho divino./

/

En un campo florecido/

fue enterrada doña Seño;/

cayó de un camión de ladrillos/

que de la ciudad llevó tras trabajar treinta años seguidos,/

marchantita de nopales escurridos./

/

Desolado, un mundo extraño,/

desesperadamente inocuo,/

bondadoso, poderoso y sagrado,/

por completo ensangrentado./

Crónica de lo intranquilo,/

una camioneta sin ruedas con el parabrisas estrellado,/

un bar abierto pero cerrado,/

nadie que no sea un carnal, mi hermano,/

o yo, regresando con otro cuarto de gramo/

de arbusto boliviano./

Ya lo he vivido, ya lo tuve, ya lo fui:/

ese mundo raro,/

esa paz,/

ese reino ahogado/

que fue mi carne y es la tristeza pulverizada/

por los rápidos y ansiosos pasos que también he dado./

La conmoción, el súper wow,/

¡ese árbol yo lo conozco,/

me lo estampo tres veces al día!/

/

Pero ¿dónde está la algarabía/

de las palabras en celo?/

Las letras obligadas al temple del eje soberbio/

del único poeta de nuestro pueblo./

Ahí también hay la Muerte, pero va/

la carne de baba/

de la muerta marchanta/

que nunca vio las miserables letras/

de un miserable hombre que mataron por ser azteca./

¡Hay academia, hay academia!/

La academia tiene pastos muy hermosos./

/

Dentro de nosotros,/

nosotros los mexicanos,/

vive una lengua o dos, o dos o una,/

enredada en la Luna,/

parida en el polvo/

por una tarahumara,/

abrazada por una chamaca drogada,/

vertida de gracia/

y luminosidad sacra,/

envuelta en el escupitajo del carajo de un vago excitado/

pensando en lo que sólo se dice estando tomado./

Rojo ocaso, jaguar,/

un demonio drogado, jugar en otro estado,/

el show de la pelota, el arquitecto con doctorado,/

lengua son de lengua que se es,/

firmemente el contemplar el sempiterno tricolor reguilete,/

dador de vida, señor de la muerte:/

Nos niegan ser el humo hablado/

de un momento honesto y sincero,/

porque es mejor el premio/

que ganó un burgués culero,/

metido, recto, en un dícese del verbo que, derecho,/

no encuentra, no, oh, la so razón del meto meto meto meto…/

como diarrea que destapase un dedo, porque no quiere Sol:/

es piedra./

Conciencia del lago, vedette, Narciso está claro, ved,/

el hambre del pueblo, sed, el hombre del milenio es rey/

a toda caridad que otorga, en méritos de méritos, romper como himen la ley para entender lo que queremos anular,/

dame maíz y come cerdo,/

perdido en el ensueño de madrugada chingada,/

puteada plebe ya es su gente decente, militante en ser insistente, sorprendidos hasta la devoción/

por su letras palabras sentences; y siéntense, “Piedra de Sol”,/

va a haber función, sesión, va a haber show,/

pinche puto maricón es lo que soy y dos veces,/

tres veces soy Dios, pero no mil veces soy Dios,/

“Lo escrito, escrito”, y el azul colorido de la obra de Duchamp está en toda esquina, oye, mira, mírala agresiva, avispa de representación, oh sexos abiertos como melocotón, sabrosa fruta astral,/

esto lo tengo que publicar, hagamos la Paz y la misma sensación de híper-mareo/

estratosférico,/

te entiendo, te nulifico, te vuelvo,/

todo ese tiempo pasó,/

yo la pasé volando:/

un par de chichis en un taco como naco, un brotar semillas raudo y fatigado de placer de agua,/

metal, esquirla, la vida es mineral de una política intriga transcósmica elevada en literatura poética avanzada,/

y aun de esa forma no robar, dejando al amante escalar el cuerpo hasta la cara en amparo,/

en el trueno de amor, un amor sin límites, que hace trémula a la ventana./

Oh, amar, amar, amar hasta la locura, en mexicanidad, sin duda,/

y después, halo de teta prosística, criticar el halo de lágrima fonética,/

casi perdido en un jarrón sin leche ética, como escapándose de sí mismo y con razón,/

pensando todavía en el escusado de esa terminal, cosa tétrica y desagradable hasta la médula del ser,/

impactante, vamos,/

producto de dos: el mexicano creador/

y el mexicano indignado cubriendo su olfato./

Y entonces todo tuvo una raíz:/

ser laberinto pero estar en las alas./

Lo que sea de cada quien, qué buen escritor./

/

Luego, no sabemos nada de nada:/

¿De quién fue ese siglo sin Dios?/

Me deslizo como un caracol/

leyendo una novela hispanoamericana,/

y la noche terminará/

en que estoy despierto en la mañana,/

en una ciudad ya despojada de todos los sueños,/

con los párpados abiertos,/

mandando a todos a la chingada./

El Sol saca la lengua./

/

La palabra emana./

El café se sirve en taza corta/

de motivos chinos, azul y blanca./

Se avienta la marihuana sobre el cuerpo de una chava;/

el mesero no sabe que le dejaré una propina del cincuenta por ciento,/

por lo tanto, es grosero, ¿sólo un café?, lo ofendo./

Yo debiera ser el gerente aquí, mientras allá soy garrotero./

Una lumbre se disipa, ¿por qué no caminar un poco?/

/

Crítica de serpiente, soy parte de un todo;/

técnicamente, soy un criminal y un pinche loco,/

una franja negra,/

un orador en una secta secreta,/

un hombre que juzgado se sabría culpable de los males del planeta,/

pero que libre se siente como que es la neta./

Esa es la verdad según una fe abierta,/

hay derechos que no tengo,/

que resbalan hasta el suelo/

porque me arrastro./

/

¿Qué tendría de malo Baudelaire en el aire, disuelto?/

Sólo un sentimiento profundo de asombro/

ante la entidad destructora,/

por la relevancia destructiva,/

y después muchos nombres,/

¡un caldo de nombres!,/

de rostros,/

de vidas,/

de flores elegidas./

Cambios en París,/

la piedra bajo el cisne,/

¿qué tendría de malo Baudelaire en el aire, disuelto?/

/

Todo es una referencia popular,/

la oligarquía es una fantasía que vivimos por ella,/

como si necesitásemos los peores dolores como sociedad,/

la crítica al mutismo de la soledad./

¿Por qué no escapo y por qué no muero?/

En mí está la confesión del ser más bueno,/

¿qué ha visto?/

El regocijo de la piedad perdida, el sacrilegio,/

a Dios perdiendo la paciencia, el Señor no es ningún pendejo,/

un lenguaje que se esconde porque no se esconde el pueblo/

y ese mismo lenguaje descubierto:/

¡es algo tremendo!/

He visto las cosas más bellas/

y he visto los hombres más muertos,/

lo confieso./

/

La virtud se vuelve un mito, un insulto,/

sólo existe la habilidad, la destreza,/

hasta que la virtud se vuelve un rito sobre la mesa,/

y no tenemos más al degollado poeta/

perseguido, acusado, juzgado, enterrado como una gallina ciega/

por un hombre cuyo nombre necesita un argumento/

que el verso evoque./

La noche, las madrugadas, los poetas obreros,/

los días de descanso/

de un ayudante de mesero,/

como un fondo donde yo no me veo/

pero donde vivo me siento,/

pero, por honor, que nomás no puedo/

pasar diez horas seguidas en donde no quepo./

Estoy condenado a una clase social,/

como otros están condenados a una clase social,/

pero el verso evoca lo que toca:/

una vida fumando mota y una larga muerte inhalando coca./

¿Eso es toda mi persona?/

Es toda mía esa droga, pero también es todo mío este poema escrito por un idiota,/

como Shakespeare lo escribiera en una obra:/

A tale, told by an idiot, full of sound and fury, signifying nothing”./

/

Siempre abierto a la conciencia, inconsciente,/

buscando la nada para definirla y enamorarla,/

cerca de defenderla pero prefiriendo otra cosa que el agujero negro:/

una dama, un caballero… un último y decisivo beso en la boca ya cansada,/

en la historia traviesa y mutilada,/

¡imposible de contarla hablando de amor!/

Cuánto odio he encontrado en la alcantarilla de las almas más absurdas,/

impelidas a dejar su piel para hallar su esencia putrefacta/

y nunca morir, aunque, si bien lo piensa uno,/

uno no muere, en realidad,/

sólo se busca en otra dimensión y espera/

lo que podría sentirse como una eternidad./

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