¿CUÁNTAS NOCHES NOS DIO NIETZSCHE? (Cuento)
¿CUÁNTAS NOCHES NOS DIO NIETZSCHE?
A Salman Rushdie.
I
Casi todos
hemos sido víctimas y beneficiarios de la ignorancia. Y el gran mundo de hoy se
muestra ignorante a su manera al señalar lo que la ignorancia es, porque eso
que llama ignorancia es, precisamente, todo aquello que ella no conoce.
En esta historia, que más que
historia es una fotografía literaria, si se permiten tanto el término como el
acto, hemos hallado a tres personajes que sobresalen:
Primero, la Virgen Ashima. La
Virgen, la María coránica pare bajo una palmera que ella misma alborota para
tirar y comer dátiles y, según algunos apóstatas, pájaros también. Pero esta
Virgen Ashima, que no ha sido tocada por hombre alguno, recibe todos los
cuidados que su padre, Sujan el Rico, le puede permitir, y esto hace desde que
supo que Ashima tenía el virus del que deriva el SIDA, cinco años atrás. Dice
el Corán: “Cada época tiene su Libro”; pues, entonces, sí señor, cada época
tiene su Virgen.
Segundo, Siddiqui no es un
jovencito, es un paquistaní que peleó junto a los libaneses de Hezbolá. Mató
cien infieles, secuestró periodistas, violó a “una perra norteamericana” sin
descanso por dos noches, hasta poder meter en ella su puño cerrado, y, aunque
la mujer la pasó fatal, su marido era torturado en la habitación contigua,
donde por la uretra se le estaba metiendo un pie con todo y zapato.
Tercero, el rabino Zobolov era
mexicano.
Pero, bien, ¿cómo terminan juntos en
una fotografía?
Primero, Ashima dio a luz a su hijo
cero-positivo.
Segundo, Siddiqui miró a una mujer
libre y la amó en el acto.
Tercero, el frío tocó al rabino
Zobolov.
Y la fotografía se produjo: Era una
fotografía de una niña en un catálogo de pornografía infantil dura. Bien podría
preguntarse si dicho objeto existe.
Primero, el rabino Zobolov se
levantó de la mesa en un evento de beneficencia donde a su lado se sentó un
chico occidental, de familia cristiana, que, a su manera y no en forma, era
musulmán. El rabino no hizo su discurso ni entregó el cheque; se perdió dinero:
un niño o una niña menos de los salvados de las garras de la miseria
construida.
Segundo, Siddiqui prefiere los
diamantes al oro, y como no hay muchos diamantes en el mundo, ni tanto oro,
cambia su efectivo por una inversión real en el negocio de tratado de blancas
en Bombay y por una chica de quince años y su hermano de trece dispuestos a
jugar con él en la cama a cambio de no perder las extremidades ni los
genitales.
Tercero, Ashima es protegida por la
Nueva Iglesia Secreta Cristiana de la India Politeísta, que, en vistas de un
Cristo con VIH, considera que todo el mundo fuera de Ashima y de ella, la Nueva
Iglesia, es portador de un pecado esencial que sólo el más atroz sufrimiento
puede borrar, por lo tanto, se desentienden de toda operación o circunstancia
mundanamente judicial.
II: EL CANTO
POR BABÚ
Babú, tal
vez un canto te quite el llanto de mi leche que mamas todo el día en el que no
lloras, hijo mío Dios.
No sé de vida ni lo que saber otra
mujer debiera al hacerse madre, porque me hice madre de ti entre fármacos y
procedimientos, Babú, y tu vida no sé qué saber vaya a darte si no es la parte
de la Nueva Iglesia Secreta Cristiana de la India Politeísta, que sabe que eres
tú Tú, de ahora en adelante, bajo las estrellas, sobre los nelumbos, entre
Testamentos y los más amenos Puranas, ya que has salido del vientre a la
instancia de la sierva de Lakshmi, esposa ésta de Vishnú, aquélla, la sierva,
tu madre en milagro, encinta bajo los párpados graciosos de Mitra.
Babú, que si hubieses sido hembra
serías Mohini frente a mis ojos, ¡despierta a la experiencia del amor!
¡Despierta! ¡Despierta a los límites del Espíritu que habrán de definirte un
alma hoy a Ti!
Tú, Babú, que destruirás la
sabiduría de los sabios y rechazarás el entendimiento de los entendidos, porque
te preceden o porque a Ti son posteriores; que sólo la Nueva Iglesia es el seno
de tu seno, la matriz de esta esclava de los Cielos, la Virgen que Tú crees que
te ha merecido; Tú, Babú, sólo sabrás de mí el amarte.
III
“Atado de
los pies / estás al revés”, cantaba y brincaba la pequeña niña inglesa de
dorados cabellos y ojos condenadamente claros (“Tied up your toes / your nose
below´s), mientras Siddiqui empezaba a volverse loco así, amarrado por los
tobillos, escuchando y viendo a esa creatura infernal que estaba ahí para
infligirle un daño. Pero no renegó de Alá. No. Todo lo contrario, porque, es
justo decirlo, en Siddiqui habitaba una conciencia tranquila, hecho que a un
occidental puede pasarle inadvertido. Este hombre musulmán, responsable de
centenares de crímenes contra la especie humana, comenzó su camino religioso
lleno él de bondad, entre él y Alá sólo se hablaba de amor, consultaba el
Sagrado Corán y sólo surgían ideas de amor. Eso es todo lo que puede decirse de
Siddiqui, pero debería ser suficiente, no para perdonarlo, sino para comenzar
un diálogo de humanidad en la acción inhumana, y hallar los verdaderos males
desde su semilla. Sólo ideas alimentaron su mente, sólo su mente cuidó de su
espíritu, sólo Alá está presente. Sólo Alá es culpable, pero no sólo Alá es un
héroe, se sabe.
Ahí estaba Siddiqui, pensando en los
ángeles del Corán que han causado “desgracias y calamidades”. Los ángeles que
nos tienen por burros, y que, sin embargo, burros son, pero para culturas
enteras son la mismísima Voluntad, las manos y los brazos de Dios… “¡Espera!
¡Cállate ya!”, me grita Siddiqui, “¡No sabes de qué hablas, tendrías que ser
musulmán, tendrías que tener línea directa con Alá, para que, al formular lo
que formulas, no digas lo que estás diciendo!”. Pero, Siddiqui, entiende, has
traído el Infierno acá a la Tierra y enviado la Tierra arriba al Cielo, ¡todo
es fuego para ti! He leído el Corán varias veces y sé a qué me refiero cuando
digo que Dios y los ángeles nos tratan como burros. Simple y sencillamente, lo
tengo muy claro, a Moisés Dios no le permitió alzar la cara y le gritó y
reprendió y le pidió que se quemara los pies; ¡y eso que Moisés es el patrón!,
“¡No me grites, Satanás! Bien dice el Sagrada Libro de los Ángeles y los
errores, el Corán, que nadie es más injusto que aquel que inventa la mentira
contra Dios!”, Yo no invento nada, “¡Sí inventas, Satanás, porque Moisés por
Alá fue un hombre amado”. No, Moisés no fue amado por Dios, sólo Dios fue amado
por Dios, sólo Dios fue amado por Moisés, como si de una mujer se tratase, esa
mujer detrás y delante de todo gran hombre, que avienta serpientes y palidece
la mano, que dirige la peste, que plaga cosecha y ganado, que abre el mar, que
rompe la roca y brota agua, que da el maná que alimenta al cuerpo… “¡Estás en
un extravío manifiesto! ¡Condenado seas, Iblís!”.
¿Iblís? ¿Satanás? No, yo no soy el
Diablo… Soy el arcángel Gabriel, haciéndome pasar por un hombre agnóstico.
Es el hombre el que ha venido.
“Tied up your toes / nose below´s”,
sí, los mormones consideran la lengua inglesa aquella portadora de las buenas
nuevas. “¡Los ángeles cantan en árabe, idólatra!”.
Es la mujer la que se ha expresado
en la forma de los Dioses. Hoy, Siddiqui, ha nacido el nuevo Mesías e Hijo de
Dios, producto no del sexo sino de la oración y el recogimiento que provoca la Muerte
en la era moderna. Yo puse en ella el Poder de Dios, y menos poder que el de Él
es necesario para alabarle, pero sólo Su Verbo es capaz de crucificarle: Sabed,
hijo del Islam, que Jesucristo gobernó Roma por un par de horas: las horas de
Él, de decidir que sí moriría, que no viviría como quería el Estado que
viviese, esto es, sin cadenas. San Pablo no vivió sin cadenas, así habló, así
predicó, Y es, Siddiqui, que encarnas el fanatismo que practicas como un neonazi
con poder, determinación y algunos estudios, es san Pablo quien volverá para
repetir sus palabras a tus oídos: “Hermanos, siempre tenemos que dar gracias a
Dios por ustedes, como es justo que hagamos, porque la fe de ustedes está
creciendo y el amor que cada uno tiene por los otros es cada vez mayor”,
Capítulo primero de la Carta a los Tesalonicenses. Mira, Siddiqui, yo tampoco soporto a los
periodistas, pero secuestrarlos no es la respuesta; el espectáculo que des del
mundo es la auténtica blasfemia, mientras que la Virgen Ashima dio a luz la
mayor de los Profetas… Dios. Es el Señor quien ha escogido ser muchos y, a la
vez, distintos. ¿Cómo va a haber un solo Dios si Dios está en todas partes y no
en todas partes Dios es dios?: ¡Tiene que adaptarse a este mundo!, “No te estoy
escuchando siquiera…!”. Pues eso no significa que no estés salvado, según los
cristianos en América y Sudáfrica, “¡Voy a salir de aquí!”, ¡Ah, vaya! Eso, por
más amor que a Alá le tengas, no va a suceder en esta vida, tendrás que salir
de aquí ya muerto, “Me espera el Paraíso, Lucifer”. Ahorita está en guerra, y
no soy Lucifer, soy Gabriel, y, además, se difamó al pobre de Luzbel, siempre
pensando en los oboes. Obviamente, sólo el arcángel Miguel tiene mente para una
revolución demoníaca. Pero parto, Siddiqui, esperando que Dios me susurre: Ya
todo ha pasado.
IV
El judaísmo
secretamente cree en las vertientes de todos los sucesos considerados
clásicamente como religiosos a nivel global, sin marginar credo alguno. Para
ello, poseen el software no bélico más poderoso del mundo, en el que se
contienen los hechos divinos y teológicos diariamente ocurridos en los últimos
siete años. Así es como se dio con el rabino Zobolov, a quien el propio
judaísmo se vio obligado a investigar para conocer sus secretos, si es que
realmente tenía alguno, con respecto al aparente hecho de que había dado con el
nombre de Dios.
Insistió tanto con el haber dado con
el nombre de Dios, que se le hizo caso. “A ver, rabí, si no está jugando con la
comunidad de sinagogas y la autoridad que usted posee debajo de mí en la misma,
hágame el favor de ingresar en esta computadora lo que usted dice que es el
nombre de Dios junto con el de Yahvé.
El rabino Zobolov se sentó y
escribió: “Babú”. Tras veinte segundos, la computadora arrojó el resultado de
su cálculo y aparecieron en el monitor dos palabras: “Es posible”.
Que fuera posible era prácticamente
un milagro y una certeza.
¿Cómo había dado el rabino Zobolov
con el nombre de Dios junto con el de Yahvé?
Se le investigó. Fumaba, era
demasiado estricto en su adoctrinamiento de los jóvenes adeptos, demasiado
malhumorado para tener una mujer, y a alguien alguna vez le dijo: “Por ser
judío, a veces siento que no tengo salvación. Por eso no hago nada”.
El no hacer nada le permitía ratos
de ocio en los que escribía oscuros cuentos, algunos, inclusive, eróticos, y
los mandaba a concursar en diversos sitios web. Tenía, además, un blog en la
red donde publicaba esos mismos escritos una vez que le decían que no había
ganado, pues es lo que ocurría siempre.
Su literatura, sin embargo, no era
profana, su vicio al cigarro no era grave, y su filosofía de vida no mermaba el
ambiente de paz que imperaba en su sinagoga.
Lo que, sin embargo, llamó la
atención fue el hecho de recibir el nombre de Dios a través de la inspiración
divina, y no de los procedimientos doctos judíos, del estudio de la Torá, de la
numerología, etcétera.
Declaraba el rabino Zobolov: “Hablé
en un momento cualquiera a Dios, preguntándole su nombre. Abrí el libro que
estaba sobre mis rodillas…”, “¿Estaba usted sentado, rabí?”, “Sí, estaba
sentado, así es…”, “Y ¿qué libro era?”, “Uno de Nietzsche”, “¿De Nietzsche?”,
“Sí, lo leo para no sentir que todos los gentiles nos odian”, “No puedo
creerlo…”, “Nietzsche amaba a los judíos”, “Sí, pero no creía en Él”, “No
textualmente”, “En fin, no vamos a discutir sobre Nietzsche ahorita, rabí. ¿Qué
más sucedió?”, “Pues, abrí el libro y
coloqué la punta del dedo sobre la página y mi dedo comenzó a señalar las
letras”, “¿Cómo si estuviera jugando ouija?”, “Sí, exactamente”, “¡Dios me
libre! Continúe, rabí…”, “Sí, primero la b, luego la a, luego la b, luego la u,
luego un punto”, “Eso diría `Babu´, no `Babú´”, “Sí, pero una intuición me dijo
que era `Babú´, no `Babu´”, “¿Una iluminación?”, “Sí, exactamente, una
iluminación”.
No se podía decir que era una treta
del Diablo, pues el software la habría interpretado como tal. Era, más bien,
una treta de Dios: El verdadero Mesías había llegado a la Tierra otra vez, para
que el judaísmo no renegara ya del Hijo del Hombre, dándole un nuevo
cumplimiento de las profecías davídicas y salomónicas.
Aunque no creyeran públicamente en
Jesucristo, ahí estaría Babú. Y todo Dios suprimiría con la carne y los
milagros las religiones del mundo que resultaron ser muy del Señor pero poco
del ser humano. Tantas guerras, tantos caprichos, tanto dolor, habrían, por el
bien del Hombre, de ser juzgados, pues una sentencia sin juicio nunca fue lo
prometido.
El rabino Zobolov nunca dejó de
fumar. Ganó quinientos dólares con un cuento que tituló “Úbab” y le fueron encomendados
por la Comunidad de Sinagogas Mundial cientos de millones en oro, los cuales se
utilizaron para la liberación de pueblos enteros hundidos en redes de
pornografía y prostitución infantil, según la petición arrojada en el monitor
del software judío.
FIN
Comentarios
Publicar un comentario