"MANTO DE LENGUA" (Poema corto)


“MANTO DE LENGUA”

Manto de lengua aquí me trae
a escribir lo que sustrae
del alma el orgullo;
el verso duro, si optare,
me brotara, de quererse,
en la repetición de un día ya escrito
pero repetido.

¡En castigo! ¡En castigo!
En castigo, dicen,
que, es que, escribo yo en castigo. Como un diluvio de fuego
rueda la bola diminuta,
tinta es aventada de la punta de la pluma,
¡Que tuviera yo alas de ave!
César, ave,
José, abre;
vengo desdiciendo mucho.

Que Bolivia no llega a los quince años
me vi apenas ayer en el tele,
pero en otras cosas pensando pensaba
y luego a medias hablaba, no se entendía nada,
nada con el todo, caminaba sobre el lodo,
miserable destino el de un hombre aquel
que, sin tiempo, no explicó ya
tras su sangre acá
qué era Israel allá
que pudiésemos respetar
desde el principio, no desde el final,
pasose el Apocalipsis, quedose, empero, la brutalidad
¡Qué rico andar en cueros por todo el penal!
Y en remolinos del sinsentido.

Hoy, si las inquietudes son vino servido,
yo no tomo vino,
marica de mí, lo dejé…
para arrastrarme por los suelos riéndome
del Comercio y la Legislatura
sin perder una mano sometida
a la Literatura,
mi mente también.
Pienso tanto
en pornografía,
que empiezo a creer
que ella y mi dealer
me enseñaron a querer,
porque siento un amor palpitando muy adentro de mí,
asentando un nido estéril ahí.

Soy, por serlo, ordinario no.
Doy vueltas como trompo, y me mareo,
como un imbécil;
quienes sí hay son los que me llaman loco,
mas me dice el psiquiatra y el psicólogo
que tampoco,
y me dicen que soy, por serlo estoy si no es así,
alguna clase de ser especial
que reta a los bandidos de una vida más hasta atrás.

Habré de apadrinarme ya muerto
y quizá pierda el acento
y todo bajo el cielo,
carajo, quiero escapar.
Entonces encendí una gorda gota de piedra hecha crack
No os preocupéis, amados míos,
la cocaína en polvo sigue siendo espacial,
mi animal, mi animal suerte de dioses,
con sus mordidas, con sus coces.
Vientos fríos me recuerdan cosas,
cosas hechas ya deshechas,
cosquillas en la panza si es sexual
la libertad que encuentro peleando en el pasado,
mi amor, yo también quiero luchar.

Ergo, es algo forzado ahora lo natural,
perdóname, Cruz, Corona, Corazón,
Madero, Mateo, Mesías,
el remolino que me harías
cuando bebo leche con un lechero catalán,
así sea Becquer, Gustavo Adolfo,
quien se extienda a extenderme una notita para el vasco hombre que se quiere separar;
la causa, decíamos, sería saber su nombre y mencionar a Manu Chao
con el derecho,
que yo recibo en Tijuana gentes
que me miran fornicar.

Alá, Alá,
¿recuerdas cuando tú y yo dormíamos juntos?
La de oro y esclavos que tenía
en mi sacrificio día con día; tus amigos
vienen a buscar
de mí la persona
para mencionar
“Te digo, Laparcua, Alá es Satanás”,
pues quieren que volvamos con paz.

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