"LOS MANANTIALES DE LA LIBERACIÓN" (Poema extenso)


“LOS MANANTIALES DE LA LIBERACIÓN”

En mi propio lenguaje estoy felizmente libre,/
verso libre, poesía,/
incontables maneras de decir del tiempo que/
habré de aconsejarle un día/
y verterle/
en una jarra medio llena de vida y muerte,/
del tiempo de decir que/
el ser es el sujeto que se desarrolla a pesar de él;/
en ocasiones, no existimos./
Ver el sol enloquecido en la moneda,/
y el águila, enferma verla./
Rompo la piedra y sale agua,/
mi elemento./
Tláloc irrumpe desde arriba, mojándolo todo,/
pero una simple sombrilla nos eleva del suelo y no pisamos el lodo./
/
Los ocelotes acariciados por los dioses/
comen carne de aves y hombres,/
nostalgia tremenda entre estas naciones/
de nociones sinceras que, sinceramente, se esconden./
Fuimos llamados la aberración, el sinsentido,/
pero cada gota tiene un porqué y una ilusión,/
un sacrificio, una perversión. No estoy/
yo aquí para favorecer una vieja idea moral,/
ni para fallecer en una ignorancia que niegue la existencia de lo tribal,/
o peor aun, su esencia eterna./
/
Pienso, por lo tanto, soy./
Es distinto lo que se piensa hoy que doy./
Los valores cero del bienestar,/
la interminable llanura del comportamiento humano perdida en el fuego./
Lo natural es lo incierto y la responsabilidad es sólo un secreto,/
un poema indirecto,/
un Cielo retumbando, quizá moribundo./
“Dejad a Dios lo que es de Dios”/
y/
“¡Divertíos con lo ateo!”/
Me dicen que deje el texto y tome un fusil,/
pero les doy la espalda;/
es más difícil luchar que escribir,/
así sea en la vida diaria, porque,/
ya subiéndome las faldas, observar podríais/
a un adicto al tabaco, al alcohol, a la cocaína,/
a la cafeína, a los analgésicos y a las metanfetaminas./
Mientras escribo, por ejemplo,/
se sienta a mi regazo una mujer desnuda cuya perfección es en sí su inteligencia,/
sin embargo, pecamos juntos y ella es profunda./
/
Recuerdo el azul anaranjado del baño donde estuve viviendo./
Recuerdo el mundo, que daba vueltas,/
la unión carne y espíritu, los cuentos de José Revueltas,/
la adolescencia, mi juventud incorrecta,/
mi “visita” a la cárcel, mariposas volando por doquier,/
la ensalada cremosa que nos daban de comer/
con trozos de tocino, que hoy cocino./
No me caí muerto ni me violaron./
Salí a la semana,/
por una madre que pagara la fianza./
Recuerdo el humo de la droga que uno se coloca al cuello como una soga,/
como una pistola dentro de la boca./
/
¿Qué fuera a hacer el cristal, roto por el silencio?/
¡Tengo un padecimiento mental, escuchen todos!/
Sádico Lázaro colgado del Cielo,/
grasosoOpulón quemándose en el infierno, diciendo:/
“¡Con el dedo! ¡Dadme de beber agua de tu dedo!”/
Catequesis escolar para el orar y el miedo;/
cuerdas y animales, y Jesús está en medio./
Chiflidos y golpizas, ¡la carne arrancada del esqueleto!/
“Pensad cómo, hijos míos, le hemos ganado al pensamiento”./
/
Y mi entendimiento, pobre y violento,/
imagino tiroteos sangrientos que me dejan dormir en paz,/
sueños que caminan alargados y lentos/
por encima de la masacre, entre sus cuerpos./
Soles y lunas, unid los sexos suyos,/
y los miembros de ellos. Permitidles/
no estar muertos y coloreando los noticieros./
Oh, llamad enemigos a los Dioses de quienes somos alimento,/
tardes de amor y cine, en bancas de cemento,/
ensanchamiento del mefistofélico conocimiento./
Ya nadie, ya todo… lloviendo rojo,/
ojos cegados por los más brutales lamentos./
/
Nicodemo hace crecer la sabiduría día tras día,/
fámulo eterno, en una corte perdido,/
¿Esconde qué el vino? Decidlo./
Mas el destino más pudo, más hizo,/
deshizo, inclusive, un profundo hechizo./
Los polvos somnolientos, la vitalidad de las sangres,/
noches de aullidos de brujas, de gemidos y diabólicos manjares,/
se esconden firmes tras la bandera ondeante/
e izada desnuda, maleante, patrióticamente significativa,/
enemiga de la hiel romana, pero hermana de su miel pagana, vomitiva./
/
El poder del homicida, el verbo conjugado sin forma,/
todo confabula en contra, en una noción idiota/
que tiene ganas de venir a odiar./
Me sirvo otra copa/
de café con coca,/
es tiempo del ensoñar./
Miraré las nubes algún día con sangre en la boca;/
como una hoja metida a una trituradora yo sabré/
que mi borrachera no es nada junto a la que el Señor se toma./
Mi mujer aquí desnuda me dice que la barriga ya se me nota,/
que no le importa, que quiere tomarse una fotografía con ella, y se la toma./
¿Estoy, muy en el fondo, celosísimo?/
El piano fortissimo, latente, acusador,/
una violación, una tontería…/
Sigo bebiendo alcohol a través de medicinas,/
pero no hay teta que iguale el pico de una botella,/
“¡Usa un vaso, por el amor de Dios!”./
/
Por amor, Dios nos toma y nos quiebra cuantas veces quiera;/
ésto se dice una consecuencia más/
de su Santísima instauración de la Libertad,/
que es lo mismo a decir “pecado” o “infierno”./
Una paloma suelta al vuelo, habla las voces de Aquel con su Verbo./
Somos de hielo, fumando onzas de marihuana importada/
leyendo semidesnudo las palabras del Texto,/
responsabilizándonos por ello,/
sintiendo el calor necesario para el sufrimiento que es Su traición y Su sentimiento predilecto./
“¡Les doy a mi Hijo!”,/
“Vaya, Yahvé, en verdad no lo queremos”,/
y empieza el show, la función:/
se hienden fierros en la espalda, sangra la cabeza, espinada,/
le escupen, le pegan, le muerden la cara,/
le rompen las tibias, persona fue crucificada;/
su costado lanzado escurre agua, y se declara/
que el hijo de perra callar no deseaba./
/
Viva la flor que descansa sobre mi cama,/
esa mujer desnuda que en mi regazo retozaba,/
ahora fatigada y enamorada de si misma,/
eterna en mi boca que la lame casi dormida,/
vida que emite risitas de buena niña,/
mi razón de ser, mi ímpetu, que aguarda, suicida./
El sabor de la sal, el pez y el sudor,/
mi barca ya ha zarpado hacia el remolino erótico,/
donde Poseidón no es otra cosa que la actitud retrógrada pero valiosa/
de un padre orgulloso del éxito sexual de su hijo./
Mujer que existe y respira sobre un abdomen de piedra,/
buscando en las alquimias más negras la restauración de la vida,/
conmigo perdida pero en mí encontrada,/
jugos de amor y travesura, ser magnífico, ¡druida!,/
mente, sonrisa y vagina./
Tremendo palpitar de una moral insatisfecha,/
de ello orgulloso estoy por ser la bondad el mineral más puro de entre todas las rocas./
Besos, brillos, vestidos y desvestidos./
Cariño y redención… no estoy comiéndome el sexo de María;/
la Virgen no es mía, pues inmaculada no podría ser cubierta de dedos pegajosos de nicotina./
No es pecado todavía, pero sí una grosería./
/
Mares que llevan los corales y las perlas,/
los colores y mareas. Las noches/
de un rock & roll bueno que escucha mi vecino,/
destello, ¡guiño en el firmamento!/
Sé que un día abrirésu puerta y le encontraré colgado y muerto:/
es hijo de una madre muerta en el Cielo,/
y es mi realidad presente y desbocada/
encontrar en estos hombres el paraíso perdido./
Creo que la felicidad apenas existe,/
creo que la paciencia es, en efecto, una ciencia./
Mas, en fin, la princesa ya duerme, después de un orgasmo fuerte y que me duele./
(Creo que es Elvis)./
/
Creo que soy el estéreo del chico negro que conquistó el Universo,/
fluyo bien y descontento, como en los viejos tiempos,/
los tiempos puros, el hallarme ahí así,/
lo que significa ser sin tener que leer mi análisis completo,/
sin dejar, como Rimbaud, de ser feliz en el infierno./
Un viejo blues evolucionado a la “n” potencia,/
ceguera de rabia, aún capaz de sostener la metralleta/
en pleno barrio, en una calle plena,/
¡Sabed lo que conduce el sacarme de mi tierra sin mi tierra, con mi tierra en la cabeza! El nido/
de todo hombre forajido es el celeste espacio testigo/
de sus formas humanas, de lo que da regocijo./
¡Sólo vedme comer y sabréis quién soy!/
Pero sólo queréis verme las partes./
¡Bum! ¡Kabum…!/
/
No creo que la esperanza sea política sino filosófica,/
pero creo que la Filosofía vendrá de la Política./
El núcleo causal del comportamiento humano diario/
no está en contacto con nosotros y sin tocarlo no podemos hablarlo./
Ya no hay respuestas a las preguntas,/
no se puede comunicar una salvación,/
si es que la hay./
El núcleo causal… ¿en dónde está?/
¿En las fiestas, en los bares, en los arrabales?/
Dejadme ser profundo una vez en mi vida para tener una respuesta qué daros./
A todos nos incumbe, no sucumbe el Diablo,/
se enreda/
con los cerebros, con las piernas./
¡Huid! ¡Está abriendo fuego!/
Fue sentenciado a vivir la eternidad en los infiernos,/
pero, de buen mate, de ellos rey se ha hecho./
¡Volad con el verso de la Humanidad disperso,/
que recogeréis en tiempos mejores plagados de muerte y vino!/
La producción en masa de jesucristos./
/
El ser es el que determina al tiempo y al espacio,/
pero el mundo, las circunstancias, le determinan a él,/
adelgazando su originalidad ya imposible./
Ya no somos, no nos hicimos, sólo existimos./
Son demasiado anchos los resultados de la Historia,/
ser autónomo de una inocente voracidad./
Cambiadme, dice ella, por una moneda y por un pan,/
mientras yo me pierdo en la mujer desnuda que suda bondad,/
pensando en la anarquía como la estructura del capitalista,/
una Economía anarquista que nos lleve algún día a los brazos de Adam Smith y su visión escondida junto a cañas hechas gasolina y economistas sin canas,/
todos ebrios, todos haciendo el amor…/
¿Qué pudiesen hacer los hippies en los tiempos de más dolor?/
Hacedme de la flor un eco de perdón para el hombre que se incendió frente a la oficina de Robert McNamara./
Decidme algo de alivio, vividme equivocado pero al cuello de realismo/
y pensadme como el hombre que alguna vez fui yo,/
escribiendo un poema hermoso que no ganó/
pero que concursó/
sin poder ser movido por el infinito./
Todo hombre es el olvido, si es que fue alguna vez conocido,/
todo hombre se murió./
/
Baila para mí, mujer desnuda,/
baila para mí, en lo que te como el sexo./
Invítame al momento en que mordí cocaína, señor del cielo,/
invítame a desprenderme de todo lo que no sea Febo,/
de no saber sobre los griegos, de ser moderno/
y mecánico, maquinal, marginal, ¡crítico!, ¡clínico!,/
una línea de gis sobre la mesa de seis metros,/
un menor de edad penetrándome contento,/
¡una lluvia, maldición, de toda mi vida en lo incorrecto!/
En lo inadecuado, en lo violento, en lo obsceno,/
pues para los Hombres también hay un pecador,/
también hay un fuerte viento./
Quemadme si no encontráis un texto sincero,/
si no encontráis una cadencia, si sólo veis trampas y remolinos./
Aquí llovió anoche/
pero no sé si estoy mintiendo./
/
Navegar en tu abdomen, en tus senos,/
revolcándome como un tigre en celo de vocabulario pobre,/
asediado por su deseo./
Yo he oído a los coros grises del pasado interminable y denso,/
viviendo de ellos un garrafal entretenimiento./
No estoy bendito por Dios, y lo sabemos./
Ya no. Ya sólo soy un sujeto y presto/
vocablos, de esos miserables, usados para pararse en la esquina de la drogadicción,/
con afán de conseguir más de tus muslos y menos de mi impedimento./
Bruja preciosa, joven y hermosa, deja una hoja/
de virtud sobre mi esposa,/
¡juega conmigo e ilumíname!/
Quedé tonto y ciego en esta guerra irreal./
Es ya la hora de un arte calificado de “oficial”,/
por tratarse, en efecto, de posmodernismo formal,/
aunque, es cierto, he regresado muchísimo./
/
Un hombre se convierte en lo que ha estado buscando,/
pasos/
y escaleras./
Versos/
y obsesiones./
Serpientes, como un juego de mesa./
Caída,/
moral, rabia, asunto, certeza./
De los árboles corteza,/
de mis amores los besos perdidos./
Un hombre es una existencia ocupada por un ser humano./
Las milpas no son el tiempo,/
el tiempo es las milpas./
Las serpientes se conducen entre ellas,/
pacientes,/
feroces./
La Historia no necesita del tiempo,/
es el tiempo quien necesita de la Historia./
El fuete del capataz cruza el aire/
y abre la cara de un indio campesino./
La sangre no deja de emanar de la abertura en la carne./
No existe aún la palabra “injusticia”,/
todo está bien, todo es justo, todo es humano./
/
En la aeronave del pasado asaltado/
por memorias sólo del hombre y del Estado,/
me coloco, enloquecido por los recuerdos de delirios/
debidos a una escasez de raciocinios pero no soy un animal,/
sólo una pasión hecha cometa en voz de otro poeta en busca del sistema que hay que eliminar;/
y ya colocado, empiezo a vislumbrar/
el final de todas las cosas, un Apocalipsis personal:/
el Cordero se desdobla y el Padre sabe que nos va a lastimar,/
mientras el padre mío no deja de tomar./
Sin embargo,/
puedo darme un respiro y disfrutar/
las pocas cosas del Edén que pude yo robar; la cosa es simple./
/
Mujer desnuda, ahora estamos en el restorán,/
en las salivas del tiempo, en las ganas de fornicar/
en público./
Acerca más mi cara a tu vello púbico,/
que quiero disfrutar de la esencia de lo lúbrico./
/
Todos los pueblos tienen su Dios, que es el mismo Dios,/
pero son distintos pueblos, por lo tanto, distinto es Dios también./
Aunque el mismo sea en una esfera superior,/
distinto se comparta aquí en la Tierra, en esta guerra tonta de no saber la verdad, escondida o rota, de un principio formulado como moral:/
es todo ir contra el instinto, como un juego de pelota,/
pero no es raro si el hombre se abandona/
e insiste por matarse de una casa a otra./
/
Sabiduría en la zona tiene la zorra,/
cada proposición que sea verdadera/
contiene toda verdad y la verdad entera./
El ser está tan determinado en esta Tierra,/
que no puede existir siquiera,/
pero sigue siendo en su rincón, en su galaxia estrecha y nula./
Las personas ya sólo existimos y no somos,/
la teoría aquella del autómata humano, ya no humano sino orgánico,/
en un sistema sicótico y material que, él sí, es/
y es mucho./
¿Qué existencia destructora dará lugar a una esencia amplia y libre?/
La destrucción sugiere un resultado tantas veces febril,/
que la salud no es suficiente para un armisticio./
El hombre cayendo por el precipicio./
/
Tanta vida, tanta arista, tanta necedad…/
Barajas tenues de la necesidad de la realidad./
¡Foto! Real ¡Foto! Real ¡Foto! Real…
Se destapa la sidra, se llora un poco./
Una docena de cabezas a la vista en la pista de una discoteca,/
alguien va a descansar, violencia, secretos, mensajes, narcocultura…/
Hasta la sepultura sin escultura por la ruta de la sabrosura,/
es tiempo de la basura y del tener que defecar./
Y una mujer hermosa, cada día menos preciosa,/
el favor nos hace a todos/
de poderla vacilar./
/
Magma precipita el nervio del volcán,/
ahí donde los dioses se empapan,/
ahí donde es vaciado el corazón más noble y puro./
Las noches de opio extendidos por agua baja mis zapatos de cuero en el Centro de la ciudad,/
una Luna absorbente,/
un palpitar/
de sentimientos obscenos y agresivos,/
la lengua fuera como un alebrije,/
¡es una noche para amar!/
Trepidante sensación de respeto…/
Ese hombre es un alacrán./
Mitos y leyendas, fantasmas, locuras,/
maneras de vestir el árbol del capital,/
manzanas de oro carnal/
¿De dónde vengo y a dónde va?/
De platicar y a continuar./
Tu mural es hermoso/
en mi abandono,/
por aquí solía pasar./
Todos los días, pesadillas en coro, oraba al Dios del altar./
/
No voy a interrumpir tu tristeza, mi amor,/
eres tú de quien hablo, pero le hablo a muchas gentes/
y a muchas gentes hablo;/
no siempre escuchan./
Entonces los ángeles les atraviesan con su canto y yo no puedo aparecer como un espanto para decir:/
“Les advertí que así son las cosas”,/
mientras le meten tres hierros/
a Jesús el Nazareno./
¡Cómo quisiera una cultura otra cualquiera!/
Otra actitud, otra aptitud, otro Señor;/
porque tampoco voy a negar que no importa el haberme alejado de la cristiandad;/
ella me sigue en los mercados y en las escuelas,/
cuando camino moviendo la cadera, pensando en ir a África y mis huesos enterrar;/
en el Edén hay/
una revolución de crack./
SpikeLee, una regadera,/
colgar mi cuello de una puta cuerda,/
cada vez más encabronado, más drogado, más cuerdo./
Hoteles de doscientos pesos, toda clase de comercios,/
haber vivido muerto, no haber muerto viviendo,/
elrock & roll, el incremento, el conocimiento,/
saber de qué hablo, la cárcel, mi pueblo,/
la Federación, las Panteras Negras y Leonard Bernstein./
Por el Cielo en el que me cago que conozco bien mi suelo,/
el suelo que piso, enterrándome sus vidrios,/
sus sueños, su falta de cordura, compararlo con Inglaterra y preferir Francia, París,/
hombres del mundo, un mundo infeliz./
Ay cocaína, un blues no proviene de la nada./
/
Mujer desnuda,/
abierta pero no atravesada,/
en tu beso inmortal/
la espada por la que paso mi lengua para regar la tierra,/
para regañar al tiempo en el viento de este eterno collage de vida,/
de duda y poesía, de eternidad,/
porque las palabras… las palabras son difíciles en verdad;/
habrá, por supuesto, quien piense lo contrario a este enunciado/
y tiene, este quién, todo el derecho a su propio predicado,/
mas no tiene por qué tener/
una mujer desnuda hablándole con el ano./
/
Las flores de las jacarandas en mi calle/
imprimen en mi sentir un placer descontrolado,/
no sé por qué una anciana las barre,/
si sólo nos han adornado lo caminado/
y los ojos al estar en el patio fumando./
Hoy es el año de Japón. Lejano./
Paz, te añoro, te extraño./
Te extraño cuando contigo caminaba melancólico/
por un barrio peligroso saliendo de mi junta de Alcohólicos Anónimos./
Al otro lado de la calle emitía un dispositivo electrónico tres vocablos singulares y que eran el mismo:/
Sex-sex-sex. Y una cantina estaba sobre la sex-shop./
Digo, como cada que digo, que a cualquiera se le antoja una escapada,/
ya que la Luna se encuentra excitada,/
pero mejor fue el rumbo hacia una casa anhelada/
donde me esperaba un buen cigarro de marihuana,/
Carlos Fuentes y su ectoplasma./
Sí, sí, sí,…/
/
A virtudes de jesuita, castigos de cristiano;/
en el mundo hay algo raro./
En los tiempos de esa paz soñada,/
en la libertad y en la prosa mía que mis narices escurría,/
un pretexto en el contexto del hipocampo que escribía/
cartas de amor para sus parejas divinas,/
fue razón de un incendio muy terrible en un temible mercado de fuegos pirotécnicos./
Toda esa sangre, esa quemada carne/
no es lady Macbeth quien la carga y la lava,/
sino la Muerte perdida en una agudísima parranda./
Sabed, y eso es sabedlo todos, que los consejos que damos nosotros/
son de una mujer desnuda./
/
Albores de una nación laica y soberana,/
son sólo una opinión por ser una utopía hablada,/
pero Rousseau nos invita a perder la estática calma/
de una realidad pudriéndose varada./
¡Soñad, soñad! ¡Inventad sólo locuras!/
¡Pintad las paredes de caballos rosas!/
Sinceros sentimientos pueden más que una invasión planeada contra la más dura hermosura./
Respetad, a estas alturas, el Derecho ajeno/
que es, a fin de cuentas, lo que se busca en semejantes llanuras./
/
Albores/
de una nueva oportunidad al hombre, que/
aun sin ser prístina, podrá poner algún día en su rostro un nombre,/
un orgullo del que se hace de comida un taco que le sobre,/
un lenguaje que le alcance para hablar de amor,/
una nueva experiencia, una nueva ensoñación,/
manantiales de la liberación profunda y real;/
una Historia que no se detenga nunca,/
un idealismo./
/
Porque qué es el instinto/
si no una palabra para referir nuestras pasiones y nuestras razones./
No, señor, no somos en sí animales,/
pues los animales tienen algo de hombres, y el resto de seres superiores./
Mirad las copas, el coñac que hace sus favores,/
el puro habano y la leña eléctrica./
Si la Tierra tiene un grano más, revienta,/
prosopopeya de la presión terráquea, de las masas estudiadas/
bajo perspectivas que desdeñan el amor a la causa./
¡Gritan libertad las gargantas obscenas!/
El Cristo cae como lluvias veraniegas./
¡Mesías, Mesías…! Tocad mis cabellos con vuestras yemas./
Hombre y mujeres se retuercen, se revuelcan,/
es un rito cristiano, ampliamente iluminado,/
negado a dejar de recibir descargas sobrenaturales,/
y a nadie hacen daño así,/
sino que el daño lo hacen de otras maneras./
/
El calor del sexo de la mujer desnuda,/
sus temblores de éxtasis,/
me ayudan a no patinar idiota sobre el piso de mármol del café./
Ella me espera en una morada secreta/
cuando salgo a beber mi pócima predilecta,/
pero hoy sentada está aquí desnuda frente a mí./
¿Y bien?, le pregunto, ¿Qué te parece mi mundo?/
Ella contesta que me ama, y no siente que la aburro./
¡Qué de factor poético tenerte aquí conmigo bajo un cielo sin esperanza y turbio!/
A mí, como poeta, me gustaría todavía llamarle a los senos por su nombre/
y a las tetas por el suyo./
Siempre soy yo cuando me miráis con una mujer desnuda que tanto apreciáis,/
¡no dejo de ser ni por un minuto, creedme!/
Pero ya sólo soy un macho, un ojete, un criminal/
cosificando al bello sexo en un afán de venderse él mismo,/
escribiendo una cascada de verbo sobre una damita en cueros./
Ya he muerto, ¡ya he muerto!/
Y he prometido verter el tiempo,/
aconsejarle algo, además./
¡Qué cerca estáis, águilas de la montaña!/
A Prometeo le oigo gritar,/
a Prometeo le oigo reír./
Cadenas, cadenas… dice san Pablo: “¡Imaginadme sin ellas!”/
Ríos de progenie se queman contra la ardiente piedra./
Tengo una navaja metida en la pierna./
Nunca dejé de ser poeta./
Nunca ha estado mejor mi afable cabeza./
Entonces, pagad por ella./
/
Los ríos inauditos del último poema,/
las cartas derrumbadas por la realidad de algún sistema./
Meses muertos y meses jóvenes,/
hojas cayendo buscando su santa muerte,/
espíritus de luz rasgándome los ojos,/
nunca fue ayer inhalando cocaína,/
el hombre que se desaliña,/
que se corrige también,/
que se elige porque puede hacer extrañas decisiones/
en las raras montañas de su sed y sus amores./
¿En qué punto de esta vida, cascada,/
abriste tu pecho para mí, salvando mi pobre materialidad insustancial?/
¡Salvaste mi alma con tu desnudez/
y te hiciste de mis palabras!/
/
Todo lo consabido, lo hereje, lo verso,/
me acusa de estar involucrado, inmerso,/
reptando/
perverso./
Obsceno aquello que no lleve a tus senos,/
ocioso./
Y tu pubis, que es mío, se abre y  yo entro,/
pero nunca salgo: no eres mi madre./
Tus muslos firmes pero “distensos”,/
guardan entre ellos mi piel, mi cráneo, mi cerebro,/
te debo todo, amor mío,/
y te lo pago tendido,/
adentro de tu boca/
mi sabor de vencido./
El lenguaje excesivo al pulverizar mi pelvis,/
tu lengua extraviada,/
el amor natural, de locos,/
de simios, de monos,/
el salir y entrar, el salir y entrar/
de mi espada en tu carne, inflamando tu cabeza de placer, como un padre,/
tus nociones de mis dimensiones,/
el estar aquí es suficiente,/
suficiente de amor,/
amor tatemado por ese ardor…/
Y el tabaco ruge en mi garganta./
/
Verteré, como dije,/
agua y muerte, agua y vida, y al tiempo,/
y al tiempo aconsejaré un par de cosas,/
transformándolo en un orgasmo,/
en un hablar sincero y honesto,/
influenciado yo, por supuestos,/
por el clima político que hoy vive mi pueblo./
Tiempo: si quieres llevarte las llamas,/
no las traigas./
Tiempo: la vida es una experiencia,/
no un organismo./
¡Tiempo…!/
Todo lo hice con cinismo./
Pero descansa ya…/
No es lo mismo Heidegger que Alá./
///

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